Hay evidencia de tatuajes en la piel de personas que vivieron hace mas de 10 mil años; desde entonces, prácticamente en todos los grupos poblacionales los tatuajes han servido para expresar lo que el individuo piensa en relación con sus creencias, deseos, realizaciones, fantasías y frustraciones. En la actualidad ha habido un resurgimiento del interés por los tatuajes, así por ejemplo en los Estados Unidos el 10% de los varones tienen al menos uno y alrededor de cien mil mujeres se hacen un tatuaje cada año. En Bolivia no hay estadísticas pero recientemente se contaron en Santa Cruz 48 salas de tatuajes con los debidos permisos y mas de 100 que operan clandestinamente, es decir que hay un local por cada 10.000 habitantes y que anualmente se deben estar haciendo entre 30 y 50.000 tatuajes. (Cuántos de esos tatuajes se hacen sin las condiciones higiénicas apropiadas es algo que no sabemos y que es preocupante).
Las partículas de tinta que se inyectan en la piel durante el tatuaje van a localizarse en pocas semanas en la profundidad de la piel; la mayoría permanece allì por años sin causar inconvenientes pero, en algunos casos, pueden provocar reacciones a cuerpo extraño, inflamación o infecciones que pueden llevar a cicatrices y manchas residuales.
Las tintas son de diversa composición química y tamaño; las mas comúnmente usadas son las de color negro que pueden ser simplemente partículas de carbón procedentes de la ignición de diversos materiales, tinta china o tinta de estilográficos. Otros pigmentos usados son el rojo (mercurio), amarillo (cadmio), azul (cobalto) o verde (cromo).
Casi tan antiguo como los tatuajes, es el deseo de eliminarlos. Dos de cada tres personas que se tatúan durante la adolescencia quieren eliminar su tatuaje cuando llegan a los 30 o 40 porque la razón que los llevó a tatuarse ya no la encuentran válida o porque el tatuaje plantea inconvenientes en sus relaciones personales o laborales. De acuerdo con los datos antes mencionados podrían haber en este momento en solo Santa Cruz entre 10 y 15 mil personas pensando en eliminar un tatuaje lo que plantea un reto interesante.
La abrasión con sal, el método mas antiguo que conocemos, fué descrito en Grecia hace mas de 1.500 años. Desde entonces han sido innumerables los métodos propuestos; la mayoría buscan la destrucción del área tatuada bien sea con métodos mecánicos o químicos. Tienen varias desventajas siendo las principales la posibilidad de dejar cicatrices hipertróficas, el dolor intra y post-operatorio y la persistencia de parte del tatuaje. La resección quirúrgica y la destrucción térmica (calor o frio) dejan cicatrices inestéticas y la dermabrasión con punta de diamante tiene además el riesgo de producir partículas volátiles que pueden ser aspiradas por el operador con el riesgo potencial de estar contaminadas. La aplicaciones de ácidos u otras sustancias corrosivas tiene los mismos inconvenientes.
Desde 1967 se viene investigando en el uso de láser para eliminar tatuajes. El principio del láser es la fototermólisis selectiva que permite concentrar y mantener el calor sólo en el blanco del láser, lo que reduce la posibilidad de daño térmico y cicatrices. Si el tatuaje es negro o azul seguramente podrá ser removido casi en su totalidad con un sòlo tipo de láser; pero si tiene dos o mas colores se necesitaràn 2, 3 o mas tipos distintos de láser para eliminarlo pies cada color responde a un láser especìfico. Hay que tener especial cuidado en las pieles trigueñas o morenas pues es en las que se pueden presentar reacciones y efectos secundarios; para minimizar ese riesgo se necesitan equipos apropiados y un profesional con amplia experiencia. El sòlo hecho de tener el dinero para comprar un láser y saber còmo se encende y còmo se apaga no son suficientes garantías para un buen trabajo. Con la equipos previos se requerìan de 6 a 12 o mas sesiones para eliminar un tatuaje. Hoy en DLB tenemos un equipo de última generación y máxima seguridad que elimina tatuajes en una a 3 sesiones, con lo que ya no se requiere esperar de 6 a 12 meses para completar el tratamiento.
El buen resultado va a depender de la combinación de una serie de factores: uso del equipo correcto, profundo conocimiento de la anatomía de la piel y un total dominio del equipo que el que se está trabajando. Otros factores importantes son: quièn hizo el tatuaje (profesional o aficionado), cantidad de tinta inyectada, profundidad alcanzado, los colores y la calidad de la tinta empleada. Lògicamente un factor definitivo es la constancia en el cumplimiento de las sesiones. Los efectos secundarios mas frecuentes son el cambio de textura y la hipopigmentación de la zona circundante que se resuelve en unos meses. La hiperpigmantación también se puede presentar, sobre todo en pacientes de peles trigueñas. Si un paciente hizo reacción alérgica cuando se tatuó, no es aconsejable remover el tatuaje pues la reacción alérgica se puede presentar nuevamente y ser mas severa.
En resumen, la introducción del láser cambió radicalmente la historia de la remoción de los tatuajes, lográndose excelentes resultados en la mayoría de los casos, con unas pocas sesiones y con pocos efectos secundarios. Lo que antes se consideraba una marca permanente hoy se puede eliminar. Sin embargo, lo mejor es hacer campañas educativas para que las personas (especialmente los jóvenes) no se hagan tatuajes. Quien se tatúa la piel invierte un tiempo y un dinero que, cuando se quiere remover el tatuaje, puede gastar 5 o mas veces lo que invirtió para hacérselo.